En oportunidades nuestra mente nos pide un poco de atención especial. Por allí le dicen a eso: “Escuchar tu voz”.
Algo así sentí hoy, y por eso te escribo en un tono menos empresarial. Una extraña línea de pensamientos me llevó a pensar en nuestra esencia, y como ésta busca manifestarse en nuestras empresas de maneras muy particulares.
Se me ocurrió involucrarte en un proceso de auto apreciación, para el cual te pido unos minutos de atención.
Quiero que pienses en el momento que más te gusta del día. Si quieres, puedes llevarlo al ámbito de tu trabajo. Ubícate en ese instante en el que sientes que todo el esfuerzo vale la pena. Y sé que el pensamiento inmediato es ubicarte con tu gente querida, la salida de paseo, el momento de las risas familiares.
Pero pretendo cambiar un poco el rumbo de este pensamiento, por uno aún más individual. Ve al momento en que estás desarrollando tus actividades cotidianas, tu trabajo. Bien sea en tu oficina, frente a tu computadora, o tal vez elijas el maravilloso encuentro con tu "yo" creativo: aquel que te ofrezca verdadera sensación de orgullo, emoción, éxtasis, ilusión, o como quieras llamarlo, con respecto a lo que haces o te ocupa a diario.
Qué tal si buscar lápiz y papel para escribir lo que te venga a la mente. Libre, sin juicios ni ruido. Sólo enumera esos momentos que logres distinguir.
Te pongo los ejemplos que me vienen a la mente para que percibas la sencillez de mi propuesta. **No confundas el alivio de entregar un trabajo que te ha generado mucho estrés, con la sensación que te ofrece el haber dejado expresada allí la grandeza de tu conocimiento. Son orígenes distintos.
Te paseo por momentos sencillos, pero que pueden contener gran carga emocional:
- Cuando aparece el aroma de la torta que se hornea para la celebración de un cliente.
- Cuando colocas en la mano de tu comprador, el producto que empacaste cuidadosamente.
- Cuando un alumno al que has ayudado te sonríe agradeciéndote tu participación en un logro.
- Ayudas a tu compañero a escribir una impecable carta corporativa.
- Cuando alguien te felicita por haber dado un discurso brillante (así haya sido ante dos personas)
- Cuando subiste una cuesta en bicicleta sin haber hecho una pausa, aun cuando tu corazón casi explotaba.
- Escribiste en tu cuaderno una gran idea para reducir costos operacionales.
- Cuando creaste un gran boceto en una servilleta.
- Cuando terminaste de pulir la soldadura.
- Encontraste la ruta perfecta para desarrollar una aplicación.
- Alguien te agradeció por haberle ayudado a resolver un problema personal... o técnico.
- Cuando de la nada surgió una melodía, una frase, una estrategia, un tema para tu curso o un diálogo para tu historia.
- Cuando viste un vídeo de alguien, y pensaste: "eso es lo que quiero hacer"
- Cuando por fin encendió el motor que reparabas.
- Cuando sentiste orgullo al ver que tu equipo actuó por el interés común.
- Cuando escuchas cómo cruje un vegetal ante el corte del cuchillo.
- Cuando cierra el evento que organizaste y sientes el corazón hinchado de satisfacción.
Esta lista genérica es infinita.
Pero sé que tú tienes una gran lista de grandes momentos, compuesta por pequeños eventos cotidianos. Puede ir muy larga … corta… pero nunca quedará la hoja vacía. Porque, aunque ahora no tengas idea de que escribir, te invito a pensar en ello durante los próximos días.
Búscate. Reconócete en los pequeños placeres y gustos. El orgullo, la fascinación ante lo que haces bien y te gusta hacer. Y cuando tengas esos momentos bien identificados, entiende que esos son los PÍXELES de tu alma.
Y traigo este término, porque con mucha frecuencia hablo de los Píxeles de Facebook y su uso estratégico en publicidad y marketing, y que debemos insertar en nuestras páginas.
Pero entiende que nada tendrá sentido si tu corazón y pasión no están sembrados en lo que haces día a día. No en las grandes acciones, ni en los proyectos más trascendentales, si o en la simpleza de tus horas, de tu cotidianidad, repartida entre lo personal y lo profesional.
Pues en todo debe estar tu PÍXEL individual. Sin eso, no hay ruta , ni estrategia, ni presupuesto que valga.
Búscalo. Búscate entre las actividades a veces aburridas, o tensas o pesadas.
Te aseguro que hay por allí pequeñas cápsulas de felicidad que vale la pena rescatar y exhibir con fuegos artificiales.
Busca tus píxeles, y llena tu hoja con pequeños códigos para insertar en cada página de tu día.
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Genial, gracias por los tips. A veces dejamos escapar esos pixeles!!!
Es verdad.Los ruidos externos nos confunden. Gracias Juan Carlos.