El deseo de todo dueño de negocio, es que mucha gente pase frente a su puerta para poderla persuadir de entrar a comprar.  Sin tráfico no hay cómo mostrar. Y me voy a referir e este artículo a como aprovechar tráfico orgánico físico, pues del digital hablaremos en otro momento. 

Solemos pagar más dinero por aquellos locales en calles transitadas donde ya tenemos asegurado un flujo importante de personas Tráfico orgánico es sinónimo de más ventas, así que si de entrada contamos con ese elemento favorecedor, nos corresponde analizar ese público, para adaptar nuestro producto o servicio al segmento más importante que pase frente a nosotros, y asegurar más ventas.

Definir quién es esa persona que corresponde a nuestro cliente ideal, es una labor que no se puede dejar a la casualidad. Debemos analizar sus necesidades, los anhelos,  las características particulares del momento que los hace acercarse a nosotros, y sacar el mayor partido posible. 

Es por ello que viene al caso de este negocio con el que me topé una vez, y es ahora que lo vengo a documentar.

Hace unos años...

Me encontraba haciendo un trámite personal en una oficina ubicada en la capital de mi país. Frente a las puertas del  organismo oficial del estado, se extendía  una enorme fila de personas  que habían comenzado a acumularse desde la madrugada.  Había adultos, ancianos y niños con cara de hastío, que además revelaban el cansancio por  haber madrugado.

Entre todas estas personas estaba yo.

Al paso de las horas,  además del cansancio, se manifestaba el hambre, sed, y como imaginarán: la urgencia por ir a un baño.

Un pequeño local de comida ubicado muy estratégicamente, era una alternativa directa para comer pastelitos y saborear un café.  También representaba un alivio para quienes no habían tomado su desayuno.  Pero antes de que decidiera entrar a comprar algo para "engañar al estómago", debía leer el cartel  escrito a mano, colocado de manera muy visible en la puerta de vidrio que daba acceso al pequeño establecimiento.

“Si solo viene a hacer pipí, por favor no entre”. (en el título lo escribí un poco más delicado)

Vaya declaración. Creo que ese título  podría llevar a interesantes debates en un congreso de “Atención al cliente”. Pero antes de ponernos muy críticos, pudiéramos primero ponernos en el lugar del dueño, quien tal vez estaba hasta la coronilla de prestar su baño a tan larga lista de usuarios diariamente, que de seguro no era tan cuidadoso como lo serían en su propia casa. Eso, por supuesto, requería más atención  en la limpieza,  y tal vez no disponía de suficiente personal o no podía incurrir en gastos extras en detergentes  para cubrir productos de baja factura.

Pero pensemos ahora como empresarios en uso extremo de nuestras  facultades y en análisis permanente de oportunidades para incrementar ventas de nuestro negocio.

Conviértete ahora en el dueño de ese local. Has leído mucho sobre “tráfico”, y sabes que eso es oro en polvo para tu negocio. Y puede que tu gancho estrella, ese “lead magnet” que tanto mencionan en mercadeo digital,  no son los pastelitos de carne ni el café. Tu gancho es ese espacio de 3 metros cuadrados (o menos) con un inodoro y un lavamanos.

Se trata entonces de ver la manera de monetizar esa necesidad evidente que existe en la puerta de tu restaurante.  Ya en tu lista de servicios no te conformes solo con las opciones de bebidas y alimentos,  sino que saques más  provecho  a las personas que andan de urgencia.

¿Cómo aprovecharías el flujo de gente que desfila cada día delante de tí, en una cola interminable que les hace observar con hastío cada elemento de tu fachada?

¿Qué opinas de estos ejemplos?

1) Colocar en lugar visible, carteles con mensajes como este:

  • Cuide y mantenga limpio este baño, y antes de irse, no olvide probar nuestros deliciosos pastelitos  y nuestros refrescantes jugos naturales.
  •  No olvide llevarle desayuno y café a quien le  está guardando su  puesto en la fila.

2) Colocar unos productos de impulso junto a la puerta del lavabo, tales como caramelos y golosinas, gel antibacterial para las manos.

3) Recuerde que las personas, por condición natural, guardan un elevado sentido de reciprocidad. Recurra a él de forma discreta: ayude con genuina vocación, y aproveche de ofrecer su servicio. Si no lo logra ahora, no  se preocupe, un buen trato nunca se olvida.

4) Colocar un cartel que anuncie: "Con su consumo, obtiene un bono para usar el baño"

Me encantaría conocer tus comentarios: ¿Frenarías a quien quiere entrar a tu local  si no está interesado en tu propuesta principal? ¿De qué manera aprovecharías ese tráfico que el destino ha colocado en tu propia puerta?

Cuentas con mucho más que un baño de emergencia. Pídele ayuda a tu creatividad.

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